Nuestro descubrimiento y primera exploración de Formentera fue durante los diez primeros días de un mes de junio de 1980. Un tiempo en el que se podía circular con autocaravana y acampar en donde pareciera oportuno e ideal. Cogíamos el ferry Barcelona-Ibiza-Formentera y allí con nuestro hotel rodante y un par de bicicletas alquiladas la recorríamos en libertad. Verdaderamente salvaje, maravillosamente solitaria, calas y playas espectaculares que parecían solo nuestras, noches estrelladas y silenciosas. Para entonces pedaleábamos con mapa de carreteras y preguntando ya que apenas había indicadores. ¡Nos sentíamos conquistadores de un paraíso!
Encontramos un hostal, en la platja Sa Roqueta entre las playas de Es Pujols i Llevant , tan bien situado junto al mar que ya no volvimos con la autocaravana.
Nos hospedamos durante 9 junios más. En dos ocasiones hicimos el trayecto con nuestras bicicletas (por entonces no eléctricas) Cabrils- Vilassar de Mar (tren hasta el aeropuerto) allí facturábamos «gratuitamente» las bicis una vez deshinchadas sus ruedas) y Barcelona-Ibiza, desde donde hinchábamos ruedas y atravesándola cogíamos el ferry para Formentera. ¡Otros tiempos! Nuestro equipaje eran libros, pareos, gorras de visera y bronceador. De regreso viceversa con ensaimadas y queso de cabra. Repetimos : ¡Otros tiempos! En pocos años, comenzaron las motos, los chiringuitos, la invasión de italianos, los que se hacían pasar por hippies y … dejamos de ir.
Ahora pasados 35 años esperamos que continúe siendo un paraíso. A #conmasde70 que nos gusta movernos sin masificaciones, visitar sus playas y calas sin agobios, estos días de septiembre en temporada baja, con una media de 26º, nos sabrán a gloria, y aunque seguramente añoraremos la paz de antaño, nos haremos cargo de su expansión y modernidad, pero…sabemos que sus aguas seguirán siendo deliciosas!
Desembarcar aquí es sinónimo de calma. El privilegio de recorrerla sin prisa aumenta al hacerlo en bicicleta, pues accedemos a rincones que parecen inexplorados. Pedaleando es una isla inacabable ya que los caminos de tierra te llevan a otros y estos a otros…
Colgamos este post de los lugares visitados en nuestro recorrido actual, sin seguir un orden determinado. Dependiendo del lugar de alojamiento o del viento que sople…uno se organiza hacia un lado o hacia otro de la isla.
Aquí la belleza de la naturaleza merece ser vista en silencio y respirarla. Nos encanta observarla juntos y saborear los instantes de quietud. Nuestro plan en esta isla siempre ha sido buscar la calma, escuchar el mar, sentir la brisa, ver el máximo de puestas y salidas de sol, olvidarnos de todo, en una palabra encontrarnos. También hacer mucho deporte en bicicleta, que lo es…cada día regresamos cansados. ¡Todo nos llena de energía!
Playa de Migjorn, cuenta con 4 kms. de costa, en los que mezcla playas de arena con calas de arena y rocas: es Ca Marí, es Racó Fondo, es Codol Foradat, es Arenals, platge des Valencians, es Copinar. Todas ellas son accesibles atravesando pasarelas de madera para caminar sin estropear la vegetación del sistema dunar.
El color del mar y de la arena no ha cambiado después de estos 35 años, lo que sí ha cambiado son la proliferación de chiringuitos, señalizaciones, pequeñas urbanizaciones de apartamentos y rotondas…pero sin perder la esencia de continuar siendo un paraíso. Todo está muy cuidado y limpio.
Una vez en Migjorn, vamos hacia Es Caló des Morts para seguir hasta llegar a Es Ram. Su orografía con muchos acantilados, rocas, arenas blancas y aguas turquesas nos maravillan.
Es Caló d’Es Mort, es un tesoro escondido entre las playas de Migjorn. Con las bicicletas es fantástico llegar, además ahora el recorrido está asfaltado. Es pequeña de unos 50 m. de longitud, está rodeada de acantilados y rocas de grandes dimensiones. Comparte espacio con varaderos (Escars) o refugios en seco para pequeñas embarcaciones de pesca, construidos con piedra y una cubierta de madera. Este varadero y el de S’Alga están declarados «Bien de Interés Cultural».
Un camino de tierra desde Es Mal Pas nos acerca a el Torrent de S’Alga con varaderos muy bien conservados. Para llegar hasta allí nos ayudamos con el GPS. No encontramos a nadie, está bastante abandonado.
Las algas ya secas llegan hasta el mar, incluso cubren una barca. Pasamos al otro lado del torrente andando sobre ellas sin hundirnos. Hay dos grandes ramas de sabina secas clavadas en la piedra junto al mar para colgar y secar al sol pescados insertados, en el momento tan solo vemos meciéndose al aire la red fina para cubrirlos.
Aunque hay barcas y útiles de pesca en sus varaderos, el no ver un alma, nos parece un lugar peculiar casi misterioso.
Nos gusta pedalear por el centro de la isla que realmente no ha cambiado tanto.
Por detrás de la iglesia de San Francesc Xavier, pasamos junto al jardín Ses Eres, por el cementerio restaurado y ascendemos por el camino viejo de Port-salé para fotografiar los molinos de Sa Miranda.
Uno de ellos , el primero, es propiedad privada pero el segundo el Molí de En Jeroni (S.XVII), en su día harinero, podemos verlo bien con sus muelas desmontadas en el exterior. Seguimos ruta recorriendo estos caminos de tierra solitarios: casas con huerto, viñedos, rebaños, almendros, campos de higueras, almendros y cereales; construcciones típicas de la arquitectura tradicional delimitadas por paredes de piedra seca, o muros para marcar los terrenos, proteger los cultivos del viento y también barrera para el ganado.
De vez en cuando nos cruzamos con otros ciclistas que nos sonríen. La amabilidad y precaución de los conductores de coche es admirable, al ser los senderos tan estrechos siempre nos ceden el paso. La conducción en la isla, a excepción de la carretera general es pausada. Será que el ciclista tiene preferencia…El último tramo pasa de ser una zona boscosa a un árido paisaje rocoso y seco de matas bajas de romero, hinojo y tomillo, desde donde apreciamos el faro de Es Cap de Barbería.
Cuando llegamos, disfrutamos de sus vistas y acantilados que nos parecen espectaculares.
También buscamos a la derecha la cueva mágica, en la que se han rodado películas. Descendemos con cuidado y esperamos que se nos acostumbre la vista a la oscuridad hasta ver la luz de su salida hacia el mar.
Las gaviotas nos miran tranquilas, algunas anidando, cuando nos acercamos para hacerles una foto ni se inmutan.
Las higueras ya han dado sus higos, las hay tan enormes que sus ramas están sostenidas por troncos y bajo su sombra, siempre vemos alguna que otra cabra paciendo tranquila.
¡Una bucólica estampa del paisaje formenterés! Hace horas que no vemos a nadie. Estamos en un punto muy colorista y contrastado, por un lado en la parte interior: las tonalidades verdes del campo y por la parte marina: el rojizo de las rocas de Punta Rasa. La panorámica desde los escarpados acantilados es sensacional.
Seguimos en paralelo por la zona de Can Parra hasta alcanzar la torre de vigilancia de Es Garroveret, es una zona rodeada de sabinas y pinos.
Hoy desde un punto alto de la playa de Es Mal Pas hemos visto la puesta de sol y salida de la luna llena más extraordinaria.
Las nubes teñidas de rojos reflejaban su color en el mar, mientras que el horizonte se cubría de tonalidades de colores pastel. Un hermoso regalo para los sentidos.
La ruta más larga es la que va desde Sant Francesc a La Mola. Tomamos el camino viejo de La Mola que transcurre paralelo a la carretera principal. Vemos un paisaje completamente rural con higueras apuntaladas, entre la que destaca, ya sin higos, la más grande la de Can Mestre. Antes de llegar a Es Caló nos acercamos al castellum de Can Blai, o restos de una fortificación romana.
Es Caló de San Agustí, un lugar con un puerto natural de verdadero encanto. Lo que la distingue de todas las otras playas es su fondo rocoso, ofreciendo al mar colores maravillosos muy diferentes de los fondos de arena.
Nos llaman la atención una tendedera de la que cuelgan pescados insertados por finos palitos de madera, lo que será el «peix sec» en el mercado semanal.
Vamos hacia el Pilar de la Mola, (192 m). Suerte del pedaleo con las bicis eléctricas, recordamos lo agotados que llegábamos con las bicicletas normales alquiladas acá. Antes de llegar arriba, pasado Es Caló de Sant Agustí nos detenemos junto al restaurante El Mirador de Formentera que desde su terraza con vistas a poniente contemplamos la isla en toda su extensión y ángulos, con la imagen recortada al fondo de la isla de Es Vedrà en Ibiza.
Aunque detenernos en los mercadillos no es lo que más nos apetece…damos una mirada por el mercadillo artesanal de artículos hechos a mano y a la vez amenizado por un grupo musical.
La pequeña iglesia es tan bonita como austera. Todo la población está cuidada con mucho encanto.
El Faro de la Mola ,(1861) situado en el filo del acantilado es el punto más alto de la isla, con impresionantes vistas al Mediterráneo. Nos recuerda mucho a Finisterre.
Cercana la puesta de sol, esperamos a ver la aparición de la luna por el mar.
Un espectáculo con mucha magia. Lástima que con el móvil las fotos no sean buenas. Pero la bola anaranjada emergiendo del mar la recordaremos como un regalo.
Encontramos a la pareja joven que conocimos ayer en la puesta de sol de Es Mal Pas y juntos con las manos entrelazadas vocalizamos un “Om”, muy vibracional con la luna como testigo. Estos instantes valen todo el viaje, pues nos hacen sentir parte del Universo. Más tarde, el ver el faro encendido nos fascina por la sucesión radial de sus intensos haces de luz.
Por el Camí Vell de la Mola nos acercamos en apenas diez minutos a Sant Ferran de ses Roques, en medio de un paisaje rural en el que encontramos el molino de Can Teuet el más antiguo de la isla. Sant Francesc, es la capital de Formentera, cuenta con toda clase de servicios, una austera iglesia parroquial, una capilla Sa Tanca Vella, un museo etnológico y el mercado de fruta y verdura de origen local.
Asistimos a un concierto de jazz nocturno en la plaza de la Iglesia, por suerte llevamos ropa de abrigo en la mochila…la humedad es patente.
La 2a parte continuará en el post siguiente.
Galería:
Isabel i Mario, un cop més enveja sana i ganes d’anar als llocs que heu visitat i gaudit, aquest cop més a prop, però també meravellós i amb els seus regals de natura.
Enhorabona i moltes gràcies per compartir.
Elena Muntané
Gràcies carinyet! L’illa continua mantenint el seu encant. La natura salvatje sempre fa regals. Conmasde70
Per fi he aconseguit llegir la primera part de la vostre pasejada per Formentera, en venen ganes de tornar-hi, ara sempre penso que ja està massa masificada, pero es questió de buscar les dates.
Ara llegiré la segona part, per seguir disfrutant les vostres aventures
Una abraçada guapos
🤗🤗
Crec que sempra hià visitants. Però septembre es un mes molt bó així com també ho es al maig (MENYS GENT), quan segur a de ser horrorós es a l’agost-
Gràcies pel comentari. Una forta abraçada amb el nostre carinyo. Conmasde70