Continuamos disfrutando del viaje con los nietos. ¡Somos afortunados por haber podido formar grupo! Nuestras edades rozaban los límites aceptados. No estaba permitido pasar de los 80 y la edad para niños era a partir de los 12 años. Suponemos que los ángeles nos ayudaron en el momento de formalizar las inscripciones… ¡Gracias mil!


Con las zódiacs navegamos hasta llegar a los acantilados de Alkefjellet, lugar de nidación de más de 60.000 parejas reproductoras de araos de Brünnich que a lo lejos nos parecen pequeños pingüinos por medir unos 42 cms, y tener la parte superior y el cuello pardo negruzco, la inferior blanca, el cuello delgado y el pico puntiagudo.


Todas las grietas, repisas y rincones entre las rocas están ocupados por los pájaros, principalmente araos y también diversos tipos de gaviotas.

Con la barca detenida es ensordecedor escuchar el gran revuelo de miles de araos que con sus idas y venidas, entradas y salidas de los repliegues de las rocas escalonadas nos dejan boquiabiertos, así como también es espectacular el chasquido del agua cayendo en picado y libre formando saltantes desde el glaciar que arriba en la cima se deshace segundo a segundo. Todo ello es un estímulo para los sentidos y observarlo una explosión de naturaleza tan viva y salvaje que parece querer mostrarnos el esbozo de un pequeño universo.


En distintos puntos de las paredes verticales surgen cascadas de agua provenientes del glaciar asentado en la cima.


Alkefjellet también tiene un interés geológico a distinguir: Dolomíta de color blanquecino que cristalizó con el calor convirtiéndose en mármol y la Dolerita, mineral oscuro procedente del magma hace entre 100 y 150 millones de años. La coloración de tonalidades rojizas es por la existencia de hierro y magnesio. En conjunto es una colosal estructura llena de profundas grietas que dan cobijo a una vida a contrarreloj (tres semanas en el corto verano) de miles de pájaros que se mueven incesantemente en su frenético trabajo de procrear, alimentarse y sobrevivir del acecho de los zorros.

Al volver hacia el Ortelius, miramos la colosal montaña de grandes torres de roca emergiendo del mar y todavía desde tan lejos nos parece escuchar el ruido delirante e imparable de la vida que contiene. Hay algunas formaciones esbeltas que nos parecen estar retando la gravedad.
Por ahora, ¡Nos adelantamos a decir que Alkefjellet es la mejor «estampa» del viaje!

Hinlopen, estrecho de 150 km de largo por 10 a 60 de ancho, donde el hielo de los inmensos glaciares baja por los valles hacia el mar. Hogar de focas barbudas, anilladas y osos. En la entrada existe la posibilidad de ver ballenas azules. ¡Cruzamos los dedos! De momento ninguna, siempre tendremos el recuerdo de la que vimos el primer día. Para tomar buenas fotos de animales nos hace falta un buen objetivo. Las focas aparecen siempre cuando no tenemos el móvil listo y los osos por esta parte o son muy caros de ver o quizás se esconden delante nuestro.



Casi en todas las bahías de los fiordos, los glaciares vierten hielo, lo que hace que el agua esté cubierta de pequeños icebergs. Algunos de más de tres metros de espesor.

Icebergs, los colosos de hielo flotante del fiordo que hace 23 años necesitaban unos 15 meses para llegar al mar ya que se atascaban constantemente. Aunque ahora se deshacen muy rápido, siguen siendo hermosos y una maravilla la magia que desprenden. Al navegar, junto a estas esculturas de hielo, sentimos frío ya que la temperatura a ras de agua suele estar dos o tres grados más baja. El azul intenso del iceberg se debe a la enorme presión de la masa de hielo y la consiguiente inclusión de aire comprimido.

Ver cómo el aire gélido acaricia los rostros felices de los niños cuando intentan coger un trozo de hielo, es un muy gran privilegio para nosotros.
Después de comer, haciendo la siesta en la cabina…anuncian un rápido desembarco por el avistamiento de un oso en la orilla de una playa. Nos equipamos a todo correr: ropa interior térmica, pantalón impermeables, parka, gorro, guantes, gafas de sol, botas de agua, chaleco salvavidas y la tarjeta personal para la detección de desembarcos y viceversa. ¡Qué buena noticia, desembarco inminente!

Vemos un oso de mediana envergadura levantando el hocico, ¿Nos huele?. No imaginábamos poder ver uno tan cerca, aunque es un macho joven hace su respeto. Bufff! La idea era la de de verlo, pero tan cerca nos angustiamos por él…

Una vez con el motor apagado… el silencio. El sol de contraluz ilumina con un halo dorado su espeso pelaje. Es un cara a cara, que nos hace sentir intrusos en su hábitat y bien merece el respetuoso silencio de todos. Hace todo tipo de ejercicios: husmea, bebe, se sienta, observa, se incorpora, se levanta y sigue su camino.

Al regreso la organización invita a todo el pasaje a celebrar la mitad del viaje con una cena y baile en la plataforma de helicópteros. El sol de medianoche es el principal protagonista.
El siguiente desembarco lo hacemos por el lado este del estrecho, para tener la posibilidad de ver renos, gansos de pico corto y morsas. El plan es acercarse a Freemansundet, aunque en ocasiones, según nos dicen, los osos polares lo hacen imposible. ¡Ojalá! Sería fantástico ver muchos juntos por la orilla.





Ni una sola nube tan solo brisa. Grupos de pájaros volando destacan entre los ocres, verdes y dorados de la montaña. Es bonito contemplar la inmensidad de un paisaje que abarca tanta biodiversidad en la que nosotros estamos incluidos e inmersos, y…¡Somos tan pequeños!

Las morsas son, después de los elefantes marinos, los pinnípedos más grandes del mundo. Un macho puede pesar entre 800 y 1700 kg. mientras que una hembras entre 400 y 1250 kg.

En Kapp Waldburg, hacemos una deliciosa caminata por la tundra de Rindedalen, donde los musgos y los líquenes forman pequeños tapices. ¡Qué afortunados nos sentimos por todo ello!


Una vez pasado Diskobukta finalizamos el recorrido en Kapp Lee. Una caminata por Edgeøya nos deja extasiados por la magnificencia del panorama. En el corto verano, el Ártico muestra durante un par de semanas su cara más colorista con variedad de hongos y plantas que hacen flores.



Navegamos por los fiordos del área de Hornsund, disfrutando de la visión de sus picos de aguja: Hornsundtind 1431m y Bautaen, rodeados de 14 glaciares.

Bell Sund, uno de los sistemas de fiordos más grandes de Svalbard. Las corrientes oceánicas hacen a esta zona algo más templada. En una de sus playas tenemos la posibilidad de darnos un baño. «Las tres gracias de Rubens» (Freya, Shelby e Isabel ) son las primeras en lanzarse al agua (+7º), seguidas de un grupo numerosos del pasaje. Como comentario positivo, decir que durante el baño estuvimos vigilados desde el agua por dos zodiacs con sus respectivos ocupantes de pie y armados que nos daban protección.

En la tundra o llanura sin árboles, que representa un 10% de la superficie terrestre, los renos pastan tranquilos, alimentándose de líquenes y musgo.


En las vertientes rocosas hay muchísimas aves anidando. ¡Todo es maravilloso! Hay momentos de ensueño. Es una maravilla compartir los cuatro este trozo de mundo.
En Ahistrandhalvøya en la boca del Van Keulenfjorden vemos algunos huesos y vértebras de belugas. No tocamos nada. ¡Todo está protegido!

El zorro ártico cambia el color de su pelaje en invierno, sus patas están recubiertas por un denso pelo, al igual que la liebre polar. ¡Qué curiosidad! Mario, ayer vio uno sobre una pequeña capa de hielo entre dos rocas. Óscar, Calín y yo no tenemos esa suerte. La foto del zorro corriendo está cedida por Oceanwide.
Como ya comentamos en el anterior post (1ªparte) hace veintitrés años que hicimos este mismo viaje con Arnau nuestro nieto mayor. Sin duda hemos notado que el hielo ha disminuido y el deshielo se adelanta. Es evidente que el Ártico se está fundiendo a una velocidad dramática con graves consecuencias para la Tierra debido al aumento del nivel del mar. En los últimos años la banquisa ha disminuido de modo considerable. Según los científicos en 20 años habrá desaparecido. ¡Muy triste verdaderamente!
Volvemos a Longyearbyen con un montón de: buenas experiencias, entrañables y especiales conversaciones entre abuelos y nietos, muchas fotos y vídeos, pero también con las más maravillosas imágenes grabadas en la retina.
Tres vuelos más y volvemos a Cataluña. Oscar y Calín ya se añoran de sus padres.
¿Habrá más adelante otra aventura, de Conmasde70…?
GALERIA DE IMÁGENES :























BRUTAL, FAMÍLIA. No canvieu mai , GRÀCIES per ensenyar-nos una lliçó de VIDA. Espero algun dia poder realitzar un viatge com aquest. OJALA. Us admiro, I estimo.
Estimada Elena, tens molta vida per recorrer món! Com saps ens agrada compartir les coses boniques i aquest viatje a estat un regal del cel. Nosaltres també t’estimem. Conmasde70
Quina meravella i ho heu aconseguit, veure l’ós blanci a més a més totes les meravelles d’aquella zona del món que tan bé ens expliques.
Però he vist que algú fa un diari de viatge, oi? I qui dibuixa tan bé?
Enhorabona família i ben retornats!!!
Estimada Elena, som afortunats doncs hem vist 7 ossos ! Els nens cada dia feien el seu diari per ensenyar els pares. Tantes emocions seguides s’ho mereixen per no oblidar-se de cap. Els dibuixos són de una passatgera de València que feia un diari amb dibuixos, una iniciativa excelent. El del menjador som nosaltres. Gràcies de tot carinyet. Ens veiem aviat. Una abraçada. Conmasde70
Meravellós tot, quans dies vau estar en total a les illes????
Dotze. Dos a Longyearbyen i deu de creuer. Conmasde70
Gracias por el relato! A veces me creo estar ahí con vosotros! Y las fotos, como siempre, muestran la belleza del lugar!
Nos hubiera gustado llevarte en la maleta. Es un lugar para recordar. Un abrazo de Conmasde70