Esperando en la estación de tren de Datong para tomar el nocturno con destino Xi’an
Los trenes disponen de aire acondicionado. Hay cuatro clases de alojamiento: litera de cama blanda, litera de cama dura, asiento blando y asiento duro. En cada cabina de litera de cama blanda, hay cuatro plazas. Cada una con su propia almohada, cobertor y sábana. (Un interrogante saber si viajaremos solos o acompañados, tenemos las dos literas de abajo, por lo menos no tendremos que escalar)
También hay un coche restaurante con menús en chino e inglés y un pequeño bar, que solamente funciona cuando el tren está ya iniciando su recorrido.
Aún siendo el país más poblado del mundo, respira orden y organización, lo que nos provoca asombro y perplejidad, pues el tren va a repleto y en unos instantes todos están en sus puestos y seguidamente reina un bullicio «silencioso y ordenado«. Chinos por todas partes comiendo, calentándose los fideos en el descansillo entre vagones, trajinando con termos, «overbooking» en el bar, chinos, chinos y más chinos (a parte de que en el tren hay muchísimos, es temporada estival con periodo vacacional, por lo que nos sumamos a las aglomeraciones)

El día no está muy seguro, tiene pinta de lluvia, por lo que una vez dejados los equipajes en el hotel, cogemos las «capelinas» (chubasqueros de plástico) y nos dirigimos a un puesto de alquiler de bicicletas para recorrer a ser posible toda la muralla.

La muralla de Xi’an de unos 600 años (dinastia Ming) cierra la ciudad antigua, es rectangular, tiene un perimetro de unos 12 km, está completa, no tiene desniveles, su parte superior se puede recorrer andando o en bicicleta. Nosotros tenemos tiempo suficiente para recorrerla entera, nos hace mucha ilusión y estamos en plena forma!
Aunque no es lo mismo lloviendo, nos lo tomamos como un divertimento deportivo , procurando no nos sepa mal el no poder ver la ciudad con nitidez desde lo alto de las almenas. Como curiosidad, cada 120 metros de la muralla (la distancia de una flecha) se colocó una torre defensiva. A lo largo de la muralla se abren cuatro puertas, cada una a un lado del cuadrado (norte, sur, este y oeste) en las cuáles se disponen tres edificios. Esta muralla es una estructura defensiva de las más antiguas que existen actualmente en el mundo.
El alquiler de la bici (unos 80 yuanes mas una fianza de unos 200 que devuelven al entregar la bici) ha sido un trámite sencillo y podemos dejarlas en uno de los varios puntos de control que hay, sin haber hecho la vuelta integra (ya que la lluvia nos ha calado por completo y hemos desistido volviendo al hotel)

Aprovechamos muy bien la tarde visitando el museo Shanxi, la Gran Mezquita y el barrio musulmán en el que encontramos un gran ambiente, tipo mercadillo, con numerosas tiendas donde poder comprar desde ropa e imitaciones, hasta artesanía y souvenirs.


Al igual que en todos los mercadillos de China, hay que regatear, de entrada te piden un precio desorbitado y lo correcto sería pagar un tercio de la oferta inicial.
Este Barrio es una zona ideal para comer, cuenta con muchos restaurantes y puestos de comida, donde podremos probar los típicos pinchos chinos, pero con estilo y especies musulmanas.


Setas, pato y todas las variedades de baozis rellenos, sientan de maravilla a dos viajeros hambrientos. Al poco nos acostamos con la ilusión de la visita de mañana «LOS GUERREROS DE TERRACOTA»
próximo post: Los Guerreros de Terracota
Genial!!! Com sempre…. estic esperant «los guerreros de terracora» Amb ilusió!!!!
Potser amb la mateixa ilussió que jo ho penjaré! M,encanta fer posts i penjarlos al blog, pero el que més…l,interacció amb els lectors. ¡Moltes mercès!