Camino hacia las playas de Salary, paramos a visitar «El bosque encantado de baobabs». Verdaderamente semeja encantado, ya que los colores de sus troncos que recuerdan los dibujos de cachemira, parece que se mueven cuando los miras, pues cuando el sol incide sobre ellos, hacen destellos brillantes y tornasolados.
Nos recreamos mirándolos y haciendo fotos. Es otro regalo que nos da la naturaleza .
Nos dejamos encantar por entero por sus formas, que son mucho más variadas y distintas de las que hemos visto hasta ahora.
Aquí tenemos la oportunidad de ver varios ejemplos de la especie Adansonia Rubostripa .
Una delgada serpiente pasa sigilosa por entre unas piedras justo a nuestro lado. No sabemos si es o no venenosa, pero impone haberla tenido tan cerca.
Tal como íbamos en el coche, casi todos llevamos chancletas, o sandalias destapadas. Alertados al saber que hay serpientes, para las visitas «a salto de mata» por estas tierras, llevaremos los pies cubiertos con bambas y calcetines.
Si los miras detenidamente y en silencio, parece que cobran vida y quieren empezar a andar…
Y de nuevo en el coche, reanudamos la marcha hacia Salary por la pista arenosa. Levantamos tanto polvo que tenemos que guardar distancia entre coches, todo es una gran nube.
Volvemos la vista atrás para despedirnos del «encantador bosque encantado».
Los colores del momento en la tierra, a causa de la floración espontánea de miles de florecillas rojas, nos deja un imborrable recuerdo de este mágico y silencioso lugar.
Estamos ya cansados del paisaje seco de polvo y arena, del calor abrasador y de tantos kms.de coche.
La pista cambia su color del ocre al blanco, es ya casi igual al de la playa. A ratos navegamos entre dunas, que avanzan en dirección a Salary.
Tenemos tantas ganas de darnos un baño!
Y llegamos por fin a destino, sedientos, hambrientos y admirados por la belleza del paisaje de los últimos kilómetros bordeando el mar, aquí de un azul turquesa intenso y una arena blanca espectacular.
A 10km al norte de Salary (provincia de Tulear), nos alojamos en un recién estrenado «Mikea lodge» , de propiedad y dirección malgache, con tiendas individuales tipo campamento, mosquiteras, la ducha al aire libre…un confort de lujo disfrazado de austeridad.

Es formidable, la paz que se respira, solo se oye la brisa del mar y el canto de algún pájaro.
Aquí descansaremos de verdad estos dos días.
Es necesario dormir y relajarnos bien, para poder seguir viajando a pleno rendimiento. Nos esperan varios treekings, en los que tenemos que dar la talla!
En un instante cada pareja se acomoda en su tienda. Durante dos días vamos a ser » boy-scouts» de lujo.
La playa es nuestra! Es completamente salvaje, sin ninguna edificación, nada de nada…
Es un gran privilegio estar en un lugar tan apartado de la «civilización» , donde el mar regala caracolas preciosas, se ven muchos peces a simple vista. Cuando baja la marea la orilla se llena de conchitas, caracolinas y trocitos de coral.
Lo extraordinario es que somos los únicos turistas ya que a nuestra llegada coincidimos en recepción con un grupo que se marchaba. ¡ Como nos gusta que un lugar sea solo nuestro!
Las playas de Salary son recomendables por lo solitarias y salvajes. Hay kms. y kms. de playas desérticas.
¡Qué maravilla!
No tenemos previsto visitar nada, ni hay que madrugar. Aquí tenemos tiempo de ver la salida y la puesta del sol, de dormir, de no hacer nada o sea ¡ descansar!
Es una zona en la que hay menos oferta hotelera, debido a que también hay menos turismo, a causa de su situación de difícil acceso y requerir vehículos todo terreno.
Dos días de verdadero «Dolce far niente»
Muy descansados y renovados, estamos todos a punto para retomar el ritmo del viaje por esta maravillosa «Isla Roja». Volvemos a repartirnos en los dos vehículos, y circulamos por las pistas de arena equidistantes al mar del suroeste malgache.
Rodamos en paralelo al canal de Mozambique y observamos a nuestro paso distintos poblados de pescadores de la etnia Vezo, sobre las grandes dunas que acompañan muchas partes de este litoral.
Las casitas polvorientas, son tan sencillas como endebles.
Se nos hace duro ver las condiciones de vida tan precarias con que cuentan estos pescadores, que saludan a nuestro paso (sobretodo los niños).
¡Cuanta pobreza! menos mal que en el mar encuentran su sustento.
Seguimos por la pista en dirección a Ifaty, donde visitamos la Reserva de Reniala, en la que vemos más baobabs y otras especies de plantas endémicas del sur de Madagascar, algunas muy curiosas como las pertenecientes a la familia de las euforbiáceas.
Es un ecosistema increíble, extraño y único que sólo se produce en la parte sur-oriental de Madagascar: el bosque espinoso.
Los arbustos espinosos imponentes, son plantas de más de 2000 especies, muchas de ellas endémicas locales como la Didieraceae.
Reniala es una zona protegida de eco-turismo.
Permite observar muchas especies únicas que habitan en la selva de Madagascar.
La reserva es también un centro de protección e investigación sobre lémures. Cuenta con un sendero botánico y un santuario de aves, que no hemos querido visitar, debido al calor sofocante del momento.
Es superinteresante escuchar las explicaciones del guía local que nos acompaña durante el recorrido en cada parque o reserva, traducidas con pasión por nuestro «Eric».
Viaje/Madagascar/octubre 2015
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Gracias Isabel y Mario por poder ver Madagascar .debe de ser impresionante cuando vas con el coche y pisa como arena toda seguro que a mi me da algo. Pero sois aparte de generosos por publicar todo y asi recordamos sois unos increíbles crak .vuestro pin Reyes
Nos alegra que hayas leído el post de Madagascar, es un país muy interesante. Un abrazo
conmasde70
Continuo descubriendo Madagascar, alucinante!
Al final tendrás que hacer un viaje! Veo que te está gustando mucho!
Felicidades, Isabel me encanta un beso !!!
Gracias Adela por acompañarnos en el trayecto. Otro beso para tí! conmasde70