SKAFTAFELL, GLACIAR VATNAJÕKULL y JÖKULSÁRLÓN.

Este es uno de los platos fuertes escogidos cuando preparábamos el viaje. Lo primero que hacemos para tomar contacto es conocer la famosa cascada de SVARTIFOSS (cascada negra ) en el Parque Nacional Skaftafell.

Es ideal poder caminar por variados senderos perfectamente señalizados y llegar desde el Centro de Visitantes, durante 1,8 km hasta un punto en que la vemos a lo lejos. Promete ser impresionante. Nos quedan un par de empinadas cuestas pero la ilusión de llegar hace que no sintamos tanto el desnivel.

Verla de cerca es como encontrarse frente a un preciado tesoro. SVARTIFOSS está rodeada por columnas basálticas negras de origen volcánico.

Las columnas hexagonales, que recuerdan la imagen de un órgano de una iglesia, se formaron en el proceso de cristalización dentro de un flujo de lava al enfriarse de manera extremadamente lenta. En su base hay rocas afiladas desprendidas de las columnas que la fuerza del agua todavia no ha podido redondear. A pesar del día semi nublado los diferentes colores del basalto resaltan brillando entre si, especialmente a los que el agua y la bruma salpican.

Un día super espléndido da para mucho, y ahora que estamos bien entrenados y con buenas piernas, hacemos un largo treeck por la base del glaciar SKAFTAFELL. Comenzamos siguiendo un sendero de tierra al que enseguida dejamos para seguir campo través.

Vadeamos riachuelos, caminamos sobre gruesas capas de musgo, a ratos sobre lava…Todo se ve hermoso. Nos sentimos pletóricos ante la inmensidad panorámica de esta parte occidental del Vatnajökull. Aquí un sinfín de atractivos naturales nos regalan su imagen para que nos queden retenidas en nuestra retina para siempre.

Caminar hacia la morrena nos proporciona estampas bellísimas, algo similar a las fotos de un calendario. Las fotos se disparan solas…es todo muy evocador.

Al ver el grosor del final de la morrena nos imaginamos el peso del flujo del hielo y cuando de vez en cuando escuchamos algún que otro crujido somos conscientes de la excepcionalidad de vivir estos momentos.

Poco a poco se desprenden grandes pedazos de hielo, que el calor deshace por su base, cayendo con estruendo en lo que es el principio de una laguna. Presenciarlo es algo…¡Sobrecogedor!

Como lo es también escuchar el goteo acompasado de estos pedazos de hielo que se deshacen constantemente. Es penoso conocer, in situ, como los glaciares han ido y seguirán retrocediendo y fraccionándose en el mar mientras continuemos con la misma actividad industrial y emisiones de gases de efecto invernadero.

Las maravillas naturales que esconde el PARQUE NACIONAL SKAFTAFELL, al estar junto al glaciar VATNAJÕKULL, se convierte en un mirador perfecto de glaciares y en todo momento espectaculares paisajes. JÖKULSÁRLÓN, es la laguna glaciar más famosa y grande de Islandia, con una superficie aproximada de 20 Km2 y más de 200 m de profundidad. Los colosales icebergs flotando forman una estampa tan preciosa como desconocida para nosotros. Los colores del agua, el hielo y las montañas lucen espléndidos en esta tarde tan soleada.

Es un verdadero espectáculo ver como flotan cuando sube la marea y se deslizan por el río JÖKULSÁ, desde la laguna glaciar, pasando bajo un puente hasta el mar.

Y el espectáculo no acaba aquí. Cuando la marea está baja, los icebergs quedan atrapados en la costa. Entonces se puede pasear por la playa de arena negra entre estos gigantescos diamantes de hielo.

Cuando la marea sube, estos son pulidos y golpeados por las olas, fraccionándolos y convirtiéndolos en bonitos cristales que parecen diamantes, por ello se llama LA PLAYA DE LOS DIAMANTES.

BREIĐAMERKURSANDUR es su verdadero nombre pero todos la conocen como ”DIAMOND BEACH”. Un espectáculo de la naturaleza por el gran contraste entre agua helada, hielo y arena volcánica negro carbón.

Por la noche, ya acostados, vemos una aurora por la ventana de la habitación (la 6ª). A través del cristal salen reflejos y la ventana no se abre por entero…Decidimos salir fuera.

Precipitados, salimos con poca ropa. Uno sin el gorro, otro sin los guantes. ¡Hace mucho frío! Pero ella está ahí, regalándonos toda su belleza. Nos emociona poder captarla con el móvil, aunque esos tres segundos de inmovilidad trás el disparo nos hielen las manos.

Está comenzando a disiparse, sus colores se atenúan. Hemos tardado demasiado en salir. Nos consuela el verla sobre el SKAFTAFELL iluminado por ella. ¡Grandioso momento!

Se difumina y disgrega, parece evaporarse y acaba haciéndolo. Nos volvemos a la cama agradecidos por haber observado seis auroras. Nos sentimos muy afortunados. ¡Gracias Universo!

Nuestra idea es seguir viaje hacia HÖFN, acercarnos al glaciar VATMAJÖKUL por el Este y hacer alguna excursión asequible a nuestras piernas. En el hotel nos comunican cierre de carreteras por fuertes vientos durante tres días, por lo que cambiamos el itinerario buscando en Google sol y buen tiempo…

Tomamos un ferry (1/2h de navegación) hacia VESTMANNAEYJAR (“Islas de los celtas”) o Islas Vestman, donde tenemos el sol asegurado.

Un pequeño archipiélago de 15 islas en la costa sur, en el que HEIMAEY, es su isla mayor y la única habitada. Está conectada a través del ferry y un aeropuerto.

La entrada a puerto es espectacular, zigzagueando entre islotes cubiertos de guano y con muchísimas aves anidando. El puerto y en si la población denotan mucha tranquilidad.

Cercana al puerto la oficina de información está cerrada. Sin mapa alguno, descubriremos la isla por nuestra cuenta. Sabemos que su extensión es de 13,4 Km2, por lo que la recorremos en poco tiempo. La carretera es buena a excepción de unos kilómetros de tierra que se recorren también bien.

Nos preparamos para ascender uno de sus dos volcanes, el ELDFELL.

Dejamos el coche aparcado en su base y comenzamos el ascenso siguiendo unas trazas entre la lava. Las panorámicas entre los diferentes colores de la lava son espléndidas.

Llegamos a la cima en unos 45’ desde donde la visión de otras de las islas es magnífica. Hay una zona protegida con cuerdas en la que de unas grietas salen fumarolas cálidas que nos demuestran aún su actividad volcánica.

Un paseo por las calles de HEIMAEY nos muestra el fuerte Skansin, la iglesia, casitas de madera y algunos murales de Art Street. En resumen un lugar tranquilo muy cercano a Reykjavik.

Antes de meternos de lleno en el asfalto de la ciudad, nos acercamos al municipio de HVERAGERĐI, a unos 40 Kms. Es una zona de gran actividad geotérmica y en la que hay muchos “Hot Springs”. Queremos bañarnos en el curso de un río de agua caliente en el valle de Reykjadalur. Una vez dejado el coche aparcado caminamos 3,5 Kms (cargados con toallas, bañador y escarpines) durante una hora y cuarto por un sendero que se nos hace interminable (imposible perderse pues está muy bien indicado).

El paisaje es muy bonito entre montañas, atravesando el río por un lado u otro. Debemos estar bajo cero porque hay hielo en los márgenes y el agua de los charcos es puro cristal. Nos cruzamos con un salto de agua precioso. Cuando a lo lejos vemos los vapores que desprende la montaña nos creemos llegar o al menos estar cerca y ¡No! Todavía falta un buen trecho.

Es bonito ver todo el curso de un río humeando. De vez en cuando hay separaciones con piedras para formar pozas, y pasarelas de madera con escalerillas de tres peldaños. Imaginamos que río arriba el agua estará más caliente pero nos quedamos donde no hay gente.

La verdad es que una vez dentro es como el premio a haber sufrido en el ascenso. Aunque el agua la verdad no está lo caliente que nos gusta, la experiencia de ver un río humeante y sumergirse en él durante un rato vale la pena. Entre ida y vuelta 7 Kms con un desnivel positivo de 315m.

REYKJAVÍK es una ciudad muy bonita y especial, sobretodo por los contrastes: Casas de colores, modernos edificios, esculturas donde menos las esperas, gran cantidad de museos, un lago con cisnes en la parte antigua, el sabor a mar y las montañas nevadas que destacan como fondo.

Nos sorprenden la cantidad de esculturas que muestran una ciudad que alberga mucho arte y artistas.

Una ciudad cosmopolita, asequible para verla caminando, disfrutar de sus innovadores edificios como lo es el auditorio y centro cultural HARPA y el Museo PERLAN con una vista de 360° en su 4ª planta.

Así como también de los murales de “Art Street” que decoran y alegran muchos rincones.

Una vuelta por la Plaza del Parlamento, el Ayuntamiento, y la calle principal de Laugavegur, llena de tiendas y bares, desde donde hay una bonita vista de la Iglesia de rito luterano HALLGRIMSKIRKJA.

Es el edificio más alto (no la estructura) del país con 74,5 m. Su diseño se inspiró en las formaciones de las columnas basálticas existentes en cataratas, cuevas y demás formaciones volcánicas. El austero i estilizado interior de tres naves alberga un magnífico órgano de tubos.

Todo llega, como ha llegado también el momento de cerrar mochilas, equipaje, devolver el coche en el aeropuerto, facturar y regresar.
Un bonito atardecer nos acompaña hacia el aeropuerto. Parece que Islandia quiere mostrarnos sus maravillosos colores hasta el último segundo…

DESDE EL AVIÓN MIRAMOS POR LA VENTANILLA BUSCANDO LA ÚLTIMA AURORA Y NOS DESPEDIMOS DE ESTE PAÍS QUE NOS HA HECHO SENTIR TANTAS EMOCIONES Y DARNOS CUENTA DE LO PEQUEÑOS QUE SOMOS…

GALERIA DE IMÁGENES:

Continuará…