Al amanecer escuchamos diferentes sonidos de aves, totalmente desconocidos para nosotros. Madagascar es el hogar de 258 especies de aves, de las que 115 no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.
Cuando salimos de las tiendas, el desayuno ya está preparado. Es un verdadero lujo, que sabemos apreciar y saborear, aunque según como lo miremos, nos hace sentir un poco «colonizadores». La vida tiene estas cosas…
Las acampadas nocturnas son preciosas, nos encanta cenar bajo las estrellas escuchando el murmullo del agua con la temperatura ideal, cuando llega el momento de los aplausos para la cocinera…etc. Esta noche Eric nos invita a una copa de «Ron Malgache» (Le Maki de Dzama), que aún conserva el frío de la nevera portátil. Queremos hacer tertulia junto al fuego, pero nos caemos de sueño: el remar de sol a sol, la pequeña excursión a la vista del lémur, nos han dejado baldados. Al poco, las tres tiendas dejan de hacer sombras chinescas al apagar cada uno su linterna ¡Buenas noches!
Al asomarnos por última vez a ver las estrellas, vemos a Eric y sus muchachos, quemando los detritos en los restos de la hoguera y enterrando los rescoldos después. Nos gustaron las instrucciones cívicas y ecológicas sobre el modo de enterrar los deshechos humanos a 15 cm. de profundidad y a 30m. del río. Es el modo de contribuir entre todos los visitantes al equilibrio de su frágil ecosistema.
Nos ayudamos mutuamente en el ¿fácil o arduo? trabajo de plegar las tiendas, con lo sencillo que ha sido montarlas, nos está costando mucho, enrollarlas, plegarlas y colocarlas dentro de su funda.
Las piraguas están preparadas y nadie parece tener prisa, es como si el lugar nos envolviera e inmovilizara. Un lugar tan especial como este, quedará para siempre en el recuerdo. Estamos todos unidos en la contemplación del singular emplazamiento, cada uno en su silencio, en un estado de letargo indefinido que nos es gratamente saludable, como si el tiempo se hubiera detenido por unos instantes regalándonos esos momentos de comunión con la Naturaleza. Nos pesa tener que abandonar este bello lugar con tanta magia y ese esplendor natural.
Aconsejamos, escoger el mes de Octubre para realizar el descenso del río y evitar la masificación, que se puede encontrar en los meses de verano, hemos oído hablar de «¡atascos de piraguas! »
Continuamos la navegación, el paisaje es cambiante a medida que descendemos.Hay zonas que solo son accesibles por el río.
Rompemos el silencio, con el chapotear de nuestros remos que unidos a los del «piroguier» van estrellándose en el agua a la vez que avanzando.
Las zonas rocosas de grandes paredes verticales, esconden nidos protegidos de los depredadores.
Entre las grandes grietas se apiñan familias de murciélagos a los que vemos aletear constantemente
La piragua, ese tronco de árbol vaciado artesanalmente, nos permite poco movimiento una vez sentado en su interior, pero aunque parece frágil es estable.
Es muy agradable deslizarse con la piragua de una orilla a la otra. Curioseándolo todo, preguntando mucho y aprendiendo de la gran escuela de Vida que es nuestra Madre Naturaleza
Esta zona del río al tener la orilla bordeada por acantilados y montañas verticales, nos da la opción de ver muchas aves y sus nidos. Lo que nos hace captar muchas imágenes con la cámara fotográfica y también retenerlas en nuestra retina.¡Qué gran lección de Vida! nos ofrece la sabia naturaleza!
Remar contemplando, a nuestro paso, lo que el río nos regala, es una oportunidad para saborear muy de cerca y con tranquilidad la fauna y la flora de la zona.

Vemos muchas lagartos, lagartijas, y camaleones que al camuflarse con su mimetismo nos hace difícil distinguirlos entre los árboles. Aunque el calor y la humedad nos dificulta la marcha, agradecemos, sobremanera, este alto en el remar y remar por el río…y enseguida se oye un susurro en el que se aprecia la palabra ¡Bingo!. Rodrigo, es el afortunado, ( su susurro fue para no asustarlos…)

Es muy emocionante ver a estos seres en su hábitat. Por un momento quisieras ser transparente para no ser visto y no importunarles.
Nosotros miramos hacia arriba y ellos hacia abajo con suma extrañeza.
Diría que todos estamos excitados, es sumamente emocionante poder tenerlos tan cerca, después de haberlos visto tantas veces en la guía y en tantas fotos de Madagascar. ¡Por fin los tenemos cara a cara!.
Son una familia de la especie Sifaka (Propithecus)
Cuando de nuevo ya nos estamos alejando hacia el río, camino de las piraguas , parece que se quieren despedir de nosotros y dos de ellos emiten su característico sonido gutural, parecido al «maullar de una gata en celo»
Volvemos a subimos a las piraguas, ¡qué gran dominio! , apenas se tambalean, nos estamos acostumbrando. Es un deporte divertido…pero si entras en competición, ya no lo es tanto, pues es fatigante !
Reanudamos el descenso muy satisfechos, con el espíritu contento por haber visto lémures y con «¡hambre!» , la corta caminata nos ha abierto el apetito.


En la barca de la intendencia, vemos a nuestra cocinera en plena elaboración del menú para hoy: pescadíto frito con… Mientras descendemos el río, ella y su pinche, trabajan en la pequeña cocina móvil, preparando la comida y la cena (para doce personas, contando pasajeros y staff)

Y llegando al último tramo del río descendemos para visitar un típico pueblo de agricultores de tabaco, su mercado local y su gente
Encontramos a un chico que nos lleva a unos metros del mercado para ofrecernos cerveza fría, que encontramos templada pero… que igualmente nos sabe a gloria!
La cerveza de Madagascar es suave y buena, la de los tres caballos es la más comúnYa hemos dejado las piraguas.
Para ir hacia los coches 4×4, tenemos que atravesar un tramo muy pedregoso e inundado que lo vamos a solventar con carreta de cebúes, que nos transportaran hasta la aldea de Antsiraraka ,
donde nos recogerán y ya continuaremos por carretera hasta el embarcadero de Tsimafana
Una vez pasado el tramo de carretera inundada, gracias a la tracción animal con todas las magulladuras y traqueteos correspondientes… los coches nos recogen para hacer un tramo polvoriento de pista de arena, donde vemos los primeros baobabs, hasta llegar al
embarcadero de Tsimafana, para atravesar el gran río en su zona más ancha y llegar a dormir a Belo Sur Tsiribihina, (localidad entre los manglares y pantanos del Delta del Tsiribihina).
Bufffff ! «conmasde70» estamos agotados, creemos que el resto también, ya no se oyen tantas risas ni conversación, el día ha sido duro, como para «conmasde20», pero el reposo del guerrero promete, nos vamos a alojar en el hotel colonial Du Menabe
El hotel es famoso por sus guisos de cebú, su tilapia como pescado preferente y el marisco fresco…aquí repondremos fuerzas para la ruta de mañana ¡Bon appetit et Bonne nuit!
viaje/Madagascar/octubre 2015)
Hola viajeros acabo de leer el descenso por el río .impresionante como todos los post que publicamos asique otra vez mas animo y Ole ole y ole .Besotes viajeros
Reyes, te estás convirtiendo en lectora fiel! Gracias otra vez por tu compañía y comentario! Un abrazo de Conmasde70
Que sois muy «GRANDES»!! Como me gusta, nos hacéis disfrutar tanto. Os quiero🙅🏼🙅🏼
A nosotros nos encanta tener amigas que nos siguen en las andanzas por el maravilloso mundo! Bss
En esta parte, envidia sana! Genial!
Nunca digas de este agua no beberé, porque el día menos pensado puedes estar navegando con piragua el Tsiribihina! Es más que genial, es GENIAL!!!
Que gozada de viaje!!!
Experiencias inolvidables, para quien lo hace y para quien lo revive virtualmente.
Gracias….
Gracias por leer y seguirnos. Me alegra que «lo goces». Sí, lo estoy reviviendo de nuevo al hacer los posts de Madagascar. Como habrás visto al final de cada post , está la fecha: Octubre 2015. Ya ha pasado un año!
Viajar, es de las experiencias que no olvidas, quedan adheridas al espíritu para siempre.